El libro a discutir

  • admin.milani
Posted: Lun, 2020-09-07 16:57

El libro sostiene que la razón de obligar a todas las criaturitas españolas a estar diez años de su vida en la escuela (de los 6 a los 16) es procurar su igualdad democrática y corregir las desventajas de clase social, familia, etc. ¿Será verdad? Y añade que la escuela está para enseñar. No para educar, porque eso se produce en la vida misma y durante toda la vida..., no bajo programa. ¿Por qué todos quieren que las escuelas se distingan por sus ideologías y que eduquen en ellas a todos sus alumnos?

ESCRIBE TUS opiniones y propuestas libremente ...

AdjuntoTamaño
2020 Topar REC VN Válgoma.pdf162.77 KB

EL nº 92 de EDUCAR(NOS)

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Vie, 2020-11-27 11:09

Este monográfico de Educar(NOS) se dedica a Con la escuela hemos topado y contiene otros comentarios diversos de los de este foro. Puede verse en pdf al inicio de esta misma web. 

ENTREVISTA radiofónica al autor del libro (21.9.2020)

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Mar, 2020-09-22 19:39

Puedes escuchar la entrevista en este enlace:

https://ahoramqnunca.blogspot.com/2020/09/con-la-escuela-hemos-topado-jose-luis.html

Y puedes leer la primera recensión impresa: Vida Nueva 3193 (26.9.2020) arriba, archivo adjunto. Es de María de la Válgoma:

Estamos ante una auténtica revisión de la escuela, pública y religiosa, de sus errores y de sus posibles alternativas, para que juntos podamos llegar entre todos a educarnos mejor. Lo recomiendo por: su crítica profunda y por mostrar un nuevo humanismo en el que cada uno es responsable de todos.

En la revista MAGISTERIO una entrevista de Rodrigo Santodomingo

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Jue, 2020-10-15 17:52

J.L. Corzo: "La escuela debe inducir la crítica, no la adaptación al sistema". Su nuevo libro aboga por una escuela menos confesional y más cristiana. su inspiración como la de sus maestros Milani y Freire proviene del Evangelio.

LO QUE DICE UN ESCOLAPIO QUE LO HA LEÍDO

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Lun, 2020-10-12 10:30

Texto publicado en cuatro idiomas en el órgano oficial de la Orden de las Escuelas Pías (gratuitas): Ephemerides Calasanctianae 7 (2020) 1767-1777.

Con la Escuela hemos topado. Y unas notas de teología de la Educación, de José Luis Corzo Sch.P. (ver también: https://scolopi.org/con-la-escuela-hemos-topado/ ).

P. Javier Alonso Sch.P.

El nuevo libro de nuestro hermano escolapio José Luis Corzo sale a la luz al finalizar el confinamiento por el COVID-19. Los largos meses de encierro han sido un espacio privilegiado para mirar la realidad con distancia, desde la tranquilidad que da tener tiempo para la reflexión.

Los temas que aborda son bien conocidos para los que seguimos sus reflexiones y tenemos simpatía por la pedagogía de d. Milani, de Pablo Freire y de San José de Calasanz, comprometidos por la educación de los últimos de la sociedad.

Para entender el pensamiento de Corzo hay que conocer un poco su experiencia personal que narra en primera persona en el último capítulo del libro. Con un encuentro providencial, su vida da un vuelco: “Me pidieron ir algunas tardes a una doposcuola en medio de las chabolas y una universitaria romana me oyó reñir a los niños revoltosos y amenazarlos con no dejarlos volver a los repasos si no venían a estudiar y no molestar a los demás: Tú expulsas precisamente a los que nosotros más queremos ayudar. No vuelvas. Léete este libro, me dijo. Era la Carta a una maestra de los alumnos de Barbiana (…) Aquella lectura me impresionó tanto que todo parecía nuevo, hasta mi vocación de escolapio” (p. 82).

Los escritos de don Lorenzo Milani despiertan en José Luis la vocación cristiana y escolapia de educar con pasión a los más necesitados, siguiendo los pasos de Calasanz. Era momento de aplicar el Concilio Vaticano II, que en la declaración sobre la educación nos dejó claro que las escuelas católicas deben ofrecen su servicio educativo en primer lugar a “aquellos que están desprovistos de los bienes de fortuna, a los que se ven privados de la ayuda y del afecto de la familia, o que están lejos del don de la fe” (GE nº9). Muchos religiosos, algunos de ellos con mucha audacia y grandes obstáculos, buscaron caminos nuevos para actualizar el carisma fundacional. Corzo fue uno de ellos.

La legitimidad de buena parte de la “Escuela Católica” se puso en crisis porque se había posicionado al servicio de las clases privilegiadas, por proselitista y poco significativa. Algo no funcionaba y prueba de ello es que la misma Congregación para la Educación Católica declara en 1977: “Dado que la educación es un medio eficaz de promoción social y económica para el individuo, si la Escuela Católica la impartiera exclusiva o preferentemente a elementos de una clase social ya privilegiada, contribuiría a robustecerla en una posición de ventaja sobre la otra, fomentando así un orden social injusto” (EC 1977 nº 58).

La Escuela necesita “una urgente autocrítica”. Muchas de ellas huelen a dinero, son proselitistas y no están con los pobres. Con esta Escuela hemos topado, la que domestica bien a los niños y jóvenes para integrarlos a una estructura social vacía, desigual e injusta. Esa Escuela ya está agonizando.

La Escuela Católica en España ha hecho grandes esfuerzos. El régimen de conciertos educativos ha hecho posible el acceso de los pobres a las escuelas católicas, incluso se fundaron nuevas escuelas en barrios muy necesitados. En general, funcionan razonablemente bien porque tienen gran demanda social y están preocupadas por la inclusión, la evangelización y la educación integral. Sin embargo, siguen sin resolverse los grandes desafíos que hay.

Después de describir algunos hechos que manifiestan cierto agotamiento de la escuela, el autor recoge en las primeras páginas cuál es su intención al escribir este libro: “Todos estos hechos me hicieron cultivar casi en solitario la teología de la educación que algunos adivinarán en estas páginas. Sirven para entender la relación entre lo educativo y la fe en el evangelio”.

En el capítulo central defiende la escuela como una institución muy valiosa que instruye a los pobres para que puedan vivir mejor, como decía Calasanz en el memorial al cardenal Tonti: ministerio que consiste en la buena educación de los muchachos en cuanto que de ella depende todo el resto del buen o mal vivir del hombre futuro.

Hay tres capítulos auxiliares del capítulo central. En el primero “Nadie educa a nadie” desarrolla el concepto de educación unido al de instrucción, sin oposición entre ellos. Recuerda la perspectiva que tiene Pablo Freire de la educación: “Nadie educa a nadie, nos educamos juntos, mediatizados por el mundo” y el valor que don Lorenzo Milani da a la palabra como herramienta educativa que ayuda a los alumnos a ser más libres y responsables.

En el segundo capítulo describe cómo es la juventud de hoy y los grandes cambios que la sociedad vive en la actualidad. “Hay tres grandes seísmos culturales que deben tenerse muy en cuenta: el primero, que el mundo actual se ha quedado sin Dios. Segundo, que las palabras ya no responden a la realidad, de tantas, tan huecas y efímeras como las hay. Y tres, que no hay tope moral o científico para que todo sea posible” (p. 77). Sin embargo, hay seísmos ventajosos como los movimientos pacifistas, ecologistas y feministas que luchan por un mundo mejor.

En el tercer capítulo desarrolla la pedagogía de dos grandes maestros: Lorenzo Milani y Pablo Freire. Corzo recoge las grandes coincidencias que hay entre ellos y se centra en el valor que ambos dan a “la palabra” como herramienta para tomar conciencia de la propia dignidad y situarse en el mundo.  Recoge hermosas anécdotas de ambos autores que ilustran su pedagogía.

Seguidamente hay dos capítulos agrupados bajo el epígrafe “Teología de la educación” donde el autor nos ofrece algunas luces pedagógicas desde el evangelio y presenta algunos documentos actuales que tienen relevancia educativa: la encíclica Laudato SiEducar al humanismo solidario, una perspectiva crítica sobre el Sínodo sobre los jóvenes que se olvidó de la Escuela y la Exhortación apostólica Christus vivit. Para terminar, dos convicciones: la primera es que hay que desarrollar un modelo educativo más acorde a la naturaleza humana que relacione – a través de símbolos - con lo otro, los otros y el Otro. Y la segunda es que “la educación y la fe cristiana se nutren del mismo sustrato terrenal, la vida y la cultura de los pueblos”.

Cierra el libro con un capítulo que he leído con mucho gusto porque narra la historia de una obra educativa que José Luis Corzo inició en Salamanca a inicios de los años setenta con un grupo de escolapios: la Casa-Escuela Santiago 1. Años después, la Granja Escuela Lorenzo Milani y la escuela de formación profesional. Actualmente, el proyecto pertenece a las Escuelas Pías Betania y abarca casas de acogida para menores en situación de riesgo social y una formación profesional con los tres grados.

Como escolapio, estoy muy orgulloso de tener de hermano a José Luis Corzo. Sólo he conversado con él en varias ocasiones, nos escribimos para compartir reflexiones y nos leemos mutuamente. Digamos que tenemos pasiones comunes, aunque somos de generaciones diferentes.

En la confesión que hace en el último capítulo cuenta que la vida y la sugerencia de los superiores lo llevaron a dejar la Casa- Escuela que fundó. Después se centró en la docencia universitaria desde donde nos ha iluminado con sus sugerentes reflexiones que nos llaman a ser fieles al evangelio y a la intuición de Calasanz de educar a los más pobres.

Después de leer el libro, algunos escolapios dirán: “Un libro interesante, tiene razón en lo que dice… pero resulta imposible llevarlo a la práctica”. Quizá estos hermanos no recuerdan que pertenecemos a una Orden religiosa que nació del afortunado atrevimiento y la tesonera paciencia de San José de Calasanz que defendió hasta el último día de su vida el derecho de los pobres a la educación de calidad.

El que une la pasión por el evangelio junto a la pasión por la educación descubrirá que la obra que inició José Luis Corzo en Salamanca y las reflexiones educativas que nos hace tiene un gran sabor calasancio.

ANCHO MUNDO de las misiones ESCOLAPIAS también ha escrito

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Mar, 2020-10-27 20:14

La revista ALANDAR también ha

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Sáb, 2020-09-26 17:14

La revista ALANDAR también ha presentado el libro

31.8.2020    https://www.alandar.org/culturas/con-la-escuela-hemos-topado/

Los españoles hablamos demasiado y con desparpajo de escuela y de educación, sin más preparación que el sentido común ¡tan socorrido!, pero muy raro y dispar. Llamamos educación a cualquier cosa y muy distintas entre sí. También lo hacemos con otros conceptos serios, como la economía: ¿Una ciencia para aumentar la riqueza, o para compartirla mejor? ¡Pues va un abismo! Y educarnos ¿es modelar el desarrollo ajeno, o cuidar nuestro crecimiento interpersonal en medio de la vida? ¿Sucede en las escuelas, o a pesar de ellas?  

Aclaremos ideas y veamos por qué les importa tan poco a los políticos que la chavalería madure bien y sin fracaso escolar alguno. Ni por esas logran un pacto educativo. Y a la Iglesia, ¿le importa o solo le preocupan sus colegios? Un reciente Sínodo universal sobre la juventud apenas mencionó la escuela y el papa Francisco tuvo que avisar que necesita una urgente autocrítica.

De ahí arrancó este libro sincero y padecido durante largos años por un autor a contracorriente, como sus dos maestros Paulo Freire y Lorenzo Milani, por cierto, dos buenos cristianos. ¿O acaso el Evangelio no tiene que ver con esto? Si la luz laica y secular de los pedagogos nos alumbra a todos, vengan todas las luces para comprender mejor al ser humano (antropología) y ayudarnos a madurar (educación). Si no alumbra más el Evangelio es por lo catetos (con perdón) que somos unos y otros: cristianos que se creen sus amos y pedagogos que jamás lo citan (si lo han leído). 

Acuerdos sobre la escuela: Estas páginas piden dos acuerdos mínimos sobre la escuela. El primero, que es obligatoria hasta los 16 años –en centros públicos o privados, importa menos– en busca de la igualdad básica de todos los ciudadanos y para limar las diferencias y obstáculos que la impiden. Es una cuestión de justicia y democracia que el Estado aborda mediante la enseñanza de conocimientos, destrezas y valores básicos, y mediante la larga convivencia de los escolares en las mismas aulas sin discriminación alguna.     ¿Estamos de acuerdo? ¿Sí o no? Porque entonces la escuela es compensatoria, no competitiva, y se concentra en la instrucción, ya que educar es algo más complejo, prolongado, vital y extraescolar. Hoy sabemos que ni la escuela ni los papás ni el Estado ni nadie educa a nadie, sino juntos, en la vida misma (Freire). Así que la escuela no existe para inculcar ideologías en los niños –de acuerdo o no con sus padres– ni para que compitan por los mejores puestos en la sociedad. Existe para la igualdad general y básica. El conocimiento es un arma y enseñar más a los ricos y privilegiados consolida la lucha de clases. 

El segundo acuerdo es corregir la división entre educación laica y religiosa, porque la educación –humana, secular, de todos– coincide con la vida y fluye a lo largo de toda ella; vivimos y maduramos al afrontar los desafíos individuales y colectivos provenientes de tres áreas: la Tierra, casa común; los demás, familia, prójimos, migrantes, extranjeros; y el misterio que nos envuelve y sobrepasa (llámese destino, Dios o como se llame). Así es como nos educamos, y así también como creemos los creyentes: en un mismo proceso vital y común a lo educativo y a la fe cristiana, que es un modo de vivir, no de pensar. Idénticos desafíos tejen nuestras relaciones más hondas y simbólicas, y una de ellas es la fe. Por eso desafíossímbolos y relaciones son la clave.    Y no existe una pedagogía aparte, sagrada, revelada o cristiana en cuanto tal. Nos lo enseñó el concilio Vaticano II al asumir la autonomía de la realidad mundana. Lo entenderán enseguida los lectores laicos, es decir, los que toman la pedagogía como un saber profano y secular (aun siendo creyentes) y, también otros cristianos, si lo piensan. ¿O quieren ser “los últimos de Filipinas” y todavía llamar católicas a sus escuelas y a su educación (cuando ya no lo hacen con la sanidad ni con las ciencias ni con las artes)? Sería verdad si se refieren a los agentes o destinatarios: una “escuela de católicos” (genitivo subjetivo, no objetivo). Pero no hay mundos aparte ni las escuelas, en vez de unir a la gente, la separan.

Una teología de la educación: Dicho esto, el Evangelio también ilumina nuestro madurar humano (educación) y hay dos capítulos dirigidos a los laicos que lo explican con sencillez. La Teología de la Educación, poco conocida, estudia la relación entre crecimiento personal y Evangelio: como Jesús, privilegia especialmente “lo que habéis hecho a los más pobres y humildes” y su culmen antropológico está en el amor en cuarto grado –no ya el pasional, ni mutuo eros, ni sublime amistad–, sino pura entrega gratuita y hasta no correspondida. ¿Y la pedagogía quiere ignorar esto? Porque acudir a la fe cristiana para defender “el derecho de los padres” sobre la educación de sus hijos es jurisprudencia, no teología.  

La paradoja de este libro es diferenciar del objetivo específico de la escuela –la instrucción común e igualitaria– la educación o desarrollo relacional de la persona; pero no disimula que ambas convergen cuando la escuela es capaz de enseñar los grandes desafíos de la vida sin taparlos. Es decir, cuando ejercita el espíritu crítico sobre lo que aprendemos y sobre lo mucho que ignoramos, cuando cuida la inteligencia simbólica, más honda aún que la emocional, y provoca relaciones con todo ello.  

Así que el Evangelio, más que en la clase de religión o en la llamada “pastoral escolar”, se ve desde la atalaya de cada asignatura que otea el horizonte de lo humano. Por eso, la escuela de los católicos ha perdido más sin esas atalayas que sin los pobres que la motivaron. Y la escuela pública no está para florituras, si sus profesores, por ejemplo, anteponen su derecho al traslado y jamás estabilizan sus equipos atiborrados de interinos.    Por fin, todas las piezas del libro confluyen en un capítulo autobiográfico sobre la Casa-escuela Santiago Uno de Salamanca “en el drama de la escuela católica”. 

Escribe uno de los 6 fundadores de Santiago Uno

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Sáb, 2020-09-12 19:47

Amigo José Luis: en primer lugar, muchas gracias por el regalo de tu libro y gracias también por lo interesante  y reflexiva que me ha resultado su lectura. Ha sido una referencia continua a los años del comienzo de  Santiago 1 que compartí contigo, con Carlos, Cabrera, Diéguez,  Antonio, Consuelo, los chicos y tantos amigos benefactores y a los 40 años de vida profesional de maestro escuela, 25 en protección de menores y 15 en Garantía Social, afrontando esos desafíos, relaciones y símbolos que tan bien describes en los capítulos de la Educación.

Del libro me han resultado como más impactantes los capítulos de la “genitiva” Teología de la Educación. Su lectura interpelaba constantemente el recorrido de mi vida profesional  a la vez que consideraba cuánto me serviría para el futuro si,  en vez de jubilado, estuviera en activo. El apoyo de la teoría que defiendes en la práctica de Milani, Freire y tú en Santiago Uno, es esperable y me parece bien justificado. Me ha resultado novedoso también que el papa Francisco resuene en la misma sintonía. ¡Qué bien lo cuentas! Cuando lo leía me acordaba todo el rato de José Rozas, (mencionado por ti en el libro como uno de los fundadores de la Granja Escuela) que tuvo el libro antes que yo porque se lo llevó Cirilo, y pensaba si él entendería lo que ahí se dice. Cuando yo leí el primer capítulo fui a verle y le pregunté por ver si él veía por dónde iba el tema y me dijo que lo había mirado un poco por el índice, pero estaba esperando tener un tiempo largo de tranquilidad para leerlo seguido. Cuando lo lea iré a verle y comentaremos.

 Por otro lado, siendo honesto y desde mi humilde y particular punto de vista, el libro para mí tiene dos vertientes, la primera, como una aportación muy útil para educadores cristianos, a los que pienso que va dirigido, y una segunda en la que muestras el libro de tu vida como justificación de tus andanzas y cierta contrición  de tus desvíos. En fin, enhorabuena, José Luis. Me ha gustado mucho leer el libro y te felicito por lo bien que escribes, la gran documentación manejada, lo bien que interpelas al lector y por lo feliz que nos haces reflexionando sobre temas tan vitales. Ánimo y un cordial saludo. Eduardo Rosillo

UN BIBLIÓFILO desde ZARAGOZA

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Mar, 2020-09-08 09:38

[9.7.2020]  Hoy acabo de leer el libro. Me he reconocido en las ideas fundamentales que se destilan del texto: educar-nos, dar la palabra, la educación como asistencia al parto del yo, del relato sobre uno mismo. Y en la mirada serena, en absoluto idealista, sobre el drama de la escuela católica.

Sobra decirte que la parte más significativa del libro es el último capítulo. No hay idealismos, ni tampoco amargura ante "la razón de Estado" que subyuga cualquier lógica alternativa. 

Mis monjas no entenderían una palabra de todo esto, por desgracia. Las mías y tantas otras.

En fin, gracias por la compañía y la conversación. 

COMENTARIOS A VUELAPLUMA desde la universidad de GIRONA

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Lun, 2020-09-07 17:46

Ya terminé tu libro: un placer de lectura. Muchas gracias y enhorabuena! Ahí van algunos comentarios a vuelapluma:

1) El capítulo que más disfruté, que más me enganchó fue el último, esa pedagogía narrativa de verdad, donde cuentas en primera persona esa historia de Salamanca, tantas veces señalada y aludida pero, para mí, nunca tan bien contada como en ese capítulo. En él, me sigue estremeciendo la carta de Milani  a Scarsella; la joven que te dio un toque milagroso en aquel doposcuola romano; tu autocrítica por broncas y simca... todo!

2) Del capítulo central y sus 3 auxiliares:

- De verdad: vi reflejada y explicada con toda claridad y contundencia tu perseverante distinción entre educación e instrucción. Me ha gustado además el papel que atribuyes a la instrucción como base y como componente significativo de ese crecimiento personal que llamamos educación.

- Me habría gustado que explicases todavía más, y mejor si fuera posible, todo lo relativo a lo simbólico, al misterio, a lo totalmente Otro. Los desafíos y las relaciones, en esa antropología personalista que reivindicas, me parecen suficientemente claros, pero para una mente obtusa como la mía necesitaría más argumentos, más concreciones, más sobre esa inteligencia simbólica, que me parece también a mí necesaria e imprescindible, pero que no acabo de saber explicar (y ya sabes: aquello que no sabes explicar a un niño, como un cuento infantil, debe ser que no está tan claro...). Por cierto: ya sabes que Octavi Fullat ha escrito mucho sobre antropologías en sus "Filosofías de la educación". Una de las que categoriza es justamente la antropología pesonalista en la que mete, oh sorpresa, a Milani y a Freire! Ahora debería añadirte a ti!

- Las relaciones y coincidencias entre Freire y Milani quedan también perfectamente reflejadas. Se agradece el índice onomástico, donde, además de esos dos  referentes, y además de Corzo, he vista repetidos a Balducci y a Adele, a Francisco y a Pablo VI, y por supuesto a Jesús.

- Queda claro que eres un seguidor casi fanático del papa Francisco. No he sabido encontrar ni una sola crítica a sus palabras y a su pontificado. Probablemente tengas razón, pero esa curia, esas inercias, ese Vaticano... Mejor que haya suerte y pueda llevar adelante lo que parece que tiene en el alma...

- El Capítulo Auxiliar que dedicas a los jóvenes de hoy me ha parecido tal vez el más flojo del libro. Hay mucho escrito sobre ello y debe ser mucho lo que desconocemos todavía, pero aquí me ha faltado esa intuición tan tuya, esos retazos que retratan una realidad... NO sé yo...

- En cuanto a tu Teología de la Educación, me ha gustado una vez más que fundamentes tu apuesta (no solo tuya) por la secularización de la escuela, de la vida e incluso del currículo. Igualmente, me ha gustado reseguir contigo esos ires y venires de la Iglesia con la escuela católica, con la pastoral juvenil y con la enseñanza de la religión... Por cierto, la hija de Gómez Llorente ¿sigue impidiendo la publicación del libro de Trotta?

Lo dejo ahí. Como decía al principio, un placer leerte y aprender contigo. ¡Tenemos tanto de qué charlar...! Xavier Besalú (ex-director de Perspectiva Escolar de Rosa Sensat)

Escuelas de 2ª Oportunidad

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Lun, 2020-09-07 17:38

Escribo ahora que acabo de cerrar la última página de este último libro, que había reservado para mis vacaciones. Me parece uno de los escritos con mayor profundidad, y eso que todos la tienen, de un autor sobre el que no existe la más mínima sospecha de superficialidad.

He de confesar que esa profundidad me ha supuesto un esfuerzo, porque subyace tal cantidad de contenido que cualquier lectura ligera no haría honor a lo que trata de transmitir el conjunto del libro y cada párrafo que lo compone. No encuentro nada "sobrante".

Mi primera sensación es la de un libro que condensa la vida y experiencia del autor sobre los dos pilares que la han guiado: la educación y la experiencia religiosa. Enhorabuena. Parte de esa sensación se ve reforzada por el último capítulo y su estilo literario, narrativo en primera persona. Ese capítulo me ha resultado muy enriquecedor, por las conexiones (a distancia) que he ido teniendo con Santiago Uno, la FP y ciertas personas – como el propio autor – que han formado parte de su historia hasta la fecha. 

La misma profundidad del texto me lleva a pensar que no va a ser un best seller en este momento social en el que lo superfluo, desgraciadamente, va ganando terreno entre las personas y en los medios de comunicación (noticiarios, periódicos, diversas redes sociales digitales, etc). Es una pena para todos y todas a los que nos apasionan esos dos grandes temas, unidos o por separado.

Trataré de recomendar el libro o partes de él a los posibles lectores que yo prevea que pueden acogerlo como descubrimiento o crecimiento personal.

Por otra parte, me resulta muy grato leer escuela "de segunda oportunidad" al hablar de Santiago Uno. Leer ese rasgo, con ese término, en uno de los padres de la criatura me agrada especialmente ahora, que el actual Santiago Uno ha sido reconocido y acreditado como “Escuela de Segunda Oportunidad” por la Asociación Española de E2O. Ojalá este vínculo les sirva a los salmantinos para mejorar su práctica educativa y ayudar a sus chicos y chicas. Y, al resto de escuelas de la red, para aprender las buenas prácticas que existen en Santiago y en la FP Lorenzo Milani.

6.9.2020 - Roberto García Montero, Bilbao

Manu Andueza ha escrito en Facebook el 13.6.2020:

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Lun, 2020-09-07 17:20

"Nos encontramos ante un texto de ineludible lectura. Un libro de lectura fácil y clara que debería ser obligatorio para aquellos que están en el mundo de la educación así como para quienes se quieren formar para trabajar en el ámbito de la escuela" (...) Y así lo recomienda Cristianismo y Justicia:

La revista MAGISTERIO ha dicho:

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Lun, 2020-09-07 17:35

https://www.magisnet.com/biblioteca/verdades-e-incognitas-sobre-la-educacion/

José Luis Corzo es el autor de Con la escuela hemos topado. Y unas notas de teología de la Educación, un libro que trata sobre los problemas que no se han solucionado en el sistema educativo.

El autor plantea cuestiones como si de verdad los políticos, e incluso la sociedad en general, valoran el desarrollo personal durante toda la etapa de crecimiento y madurez, como se supone que hacen, o si a la Iglesia realmente le preocupa todo el mundo o solamente, a nivel de Educación, sus colegios y sus seguidores. En cuanto a esta última cuestión, plantea la incógnita de por qué la última asamblea vaticana sobre los jóvenes apenas habló de Educación.

A su juicio, son problemas interesantes que afectan al sistema educativo directamente. Además, también hablará de por qué no se llega nunca al acuerdo de un Pacto Educativo serio y duradero, lo cual se lleva pidiendo y planteando mucho tiempo.

José Luis Corzo es profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca y catedrático de Teología de la Palabra en el Instituto Superior de Pastoral. El autor aúna su trabajo de docente, junto con su conocimiento teológico y su pasión por la escritura para crear sus obras y ofrecer sus pensamientos, sus datos y experiencias y así hacer reflexionar al lector.