Escuela y familia.

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  • Alfonso Díez
Posted: Dom, 2012-04-01 21:16

Nuestra querida revista Educa(NOS) camina con dificultades, pero sin pausa. Después de cada número parece resurgir como el ave Fénix, con más vitalidad aún, y al abordar monográficamente temas educativos de gran calado pedagógico desde diferentes enfoques y opiniones, propios de cada una de sus secciones (del editorial al hacen caso), da mucho de sí. Me explico, tengo para leer y releer durante quince días, a veces, incluso más, pues cada número me acompaña, cual compañero de viaje, por toda la casa, y hasta la meto en la cartera cuando voy al colegio para volver a ella, enseñarla y comentarla con las compañeras. 

Este número sobre la familia me ha sacudido por sus acertados planteamientos, además del entusiasmo que me produjo verla en la web en cuanto Corzo lo anunció, como otras veces. Reconozco que lo mío (Lo oficial), especialmente en esta ocasión, era de lo menos comprometedor, y quizá por ello me lancé a elaborarlo con más tranquilidad y libertad. Pero el asunto en cuestión no es para verlo desde fuera, sin mojarse. Esta vez, el que más y el que menos se siente afectado, así que hablar, escribir o proponer recetas asépticas, neutrales, al respecto resulta presuntuoso, hipócrita, ridículo o patético. Lo difícil es afrontar el reto de coger el toro por los cuernos, o sea, de ser profundamente sincero y humilde desde cada caso personal y particular. Por eso me ha impresionado el artículo de Veredas, sus herramientas "De dos en dos". Imposible no identificarse con sus certezas, descertezas, aciertos, desaciertos y dudas. ¡Cuántas dudas, impotencias, culpablidades, preocupaciones, angustias, errores... dentro las alegrías y otras satisfacciones, claro, pero cuánto desasosiego! Y miedo a no estar a la altura, a perder o no saberse ganar el respeto. Otra vez nos topamos con el "cómo hay que ser" del que se derivará el "cómo hacer" , educándonos juntos; no al revés y unidireccionalmente, como frecuentemente se entiende la pedagogía. 

En fin, que el nº 56 tampoco tiene desperdicio. Caminamos.

¡Buen trabajo, amigos y amigas!

Alfonso Díez