Año: 2015 , Número: | |
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No hay quien los entienda. Ni falta que hace, ya lo veréis; porque son indecibles, inefables; ni ellos mismos podrían embutir en palabras lo que les pasa y, nosotros, menos. Estos chicos y chicas de hoy hunden sus raíces en un limo profundo que no fue el nuestro y todavía se desconoce. El mantillo de nuestro fondo era otro y ya cuenta poco si mejor o peor. Y es que el inconsciente colectivo de cada época es diferente y, sobre todo, eso, es inconsciente. Pero de él emergen las conciencias individuales y por eso son tan parecidas unas a otras a cientos de kilómetros. Nuestros chicos y chicas se parecen a los de la Patagonia ¡y nos extraña!, porque la manía casi profesional de educadores, padres y otros adultos suele ser interpretar a los chicos y decir con propiedad lo que les pasa, pero “no – me decía un padre inteligente –. Aceptarlos, sí; pero comprenderlos ¡va a ser mucho!”.
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Comentarios
2 comments postedSí todos los monográficos de Educar(NOS) quedan abiertos a continuar profundizando sobre el tema, éste más que ninguno.
Hace dos domingos se publicaba el siguiente artículo sobre la generación Z: nuestros adolescentes actuales. No está de menos echarle una lectura.
http://politica.elpais.com/politica/2015/05/02/actualidad/1430576024_684493.html
Leo esa primera lista y me resulta muy sombría, desengañada, cínica incluso. Comparto el desencanto con algunos aspectos de nuestra sociedad, que a mi juicio ha perdido mucho tiempo en disfrutar de bienestares fugaces y se ha olvidado de ser más justa y más sabia. Creí que la crisis nos ayudaría a escarmentar, pero tengo mis dudas: a algunos los veo muy deseosos de volver a 2007 y aquí no ha pasado nada.
Dicho lo cual, hay juicios categóricos y enmiendas a la totalidad y nubarrones apocalípticos que me parecen más fruto de la miopía que de la ecuanimidad. Esa miopía espacial y temporal es un rasgo de nuestros jóvenes:
Eso, en cuanto a lo malo. Me gustan los que siguen su camino, los que se reinventan, los que no se dejan abrumar por las sombras. También los que creen que el mundo es salvable, pese a todo. Un fuerte abrazo, Luis Fonseca (Madrid)