¡90 números!
No es una cifra tan redonda como esos 100 que ya tenemos en perspectiva, pero no está nada mal y hasta suenan bien: ¡90! ¡Noventa! ¡Qué diablos, son unos cuantos números! Y detrás, veintidós años nada menos que nutriendo nuestro Educar(NOS) desde que en 1998 iniciamos una nueva etapa, dejando atrás el añorado Boletín del MEM (1982-1997) -¡con sus 63 números!, que tampoco son moco de pavo- para transformarlo en una nueva revista con tan significativo nombre, que pone el acento en el nosotros, ya que no se entiende la auténtica educación si no es en medio del grupo, entre los próximos y los de más allá, afrontando juntos los acontecimientos y retos de la vida.
Cientos de artículos sobre noventa historias y asuntos de la actualidad de cada momento que abarcan un amplísimo espectro de cuestiones pedagógicas, políticas, sociales, filosóficas, psicológicas, literarias, periodísticas, religiosas, culturales, artísticas, sexuales, físico-deportivas, virtuales…, abordados desde los diferentes puntos de vista de una larga lista de colaboradores entusiastas y generosos. Puro amor al arte; voluntarismo, en fin, de suprema calidad, de quienes, desde el papel que les toca desempeñar, vienen aportando fiel y puntualmente su esfuerzo, conocimiento, talento y creatividad desinteresadamente. Es sin duda motivo harto suficiente para estar contentos y recíprocamente agradecidos.
Los tengo todos. Cuidadosamente agrupados y ordenados en un lugar accesible de mi pequeña biblioteca. Con frecuencia son mi enciclopedia de consulta y en determinadas temporadas hasta mi “libro de cabecera”. No contienen densos ni sesudos y documentadísimos artículos o investigaciones con proliferación de citas y una abrumadora bibliografía, propio de las revistas “serias” para engordar particulares currículos académicos. No, es algo mucho más importante, próximo y vital, que nos toca a cada uno muy de cerca. Se trata de historias reales, muchas de ellas especialmente duras, otras estimulantes, solidarias o esperanzadoras, extraídas de la vida misma y de los ámbitos sociales en que nos movemos, pero narradas con conocimiento de causa, con ojo crítico, agudeza y solidaria finalidad constructiva, que nos involucran, comprometen y, en cierto modo, obligan a tomar partido.
Sí, todo un tesoro de voces y reflexiones que no dejan indiferente a nadie ni, por tanto, quedan en papel mojado o enmohecido en gruesos volúmenes olvidados en cualquier despacho, sino que nos provoca y convoca a seguir trabajando juntos en los asuntos que de verdad importan y afectan, lo cual le da un valioso sentido al diseño trimestral de la revista, un especial rito de equipo responsabilizado en abordar, reflexionar, estudiar, debatir, desarrollar y exponer periódicamente, negro sobre blanco, los asuntos que previamente fijamos, y elaborar así, con la inquietud y cierto nerviosismo de quien se lanza cada trimestre a una aventura incierta, a la concepción de una criatura como es cada nuevo número de Educar(NOS), conteniendo, en definitiva, la heterogénea y muy diversa voz del Grupo Milani, lejos de cualquier tentación proselitista, dogmática o de pensamiento único.
Para acabar, hay algo, de índole personal, que no puedo dejar de contar aquí. Encargado de la sección Lo oficial me ha tocado un trabajo, digamos, poco creativo; árido la mayoría de las veces, por tratarse mayormente de algo tan frío como todo lo relativo a las leyes, normas, preceptos, informes, estadísticas, etc. que no suele ser precisamente literatura de evasión, tanto para mí como más aún para quien osa leerlo, pero muy necesario, porque aporta la realidad oficial, la que rige frecuentemente y, en consecuencia a tener en cuenta o desde la que partir. Sección que he aceptado desde el principio con buena disposición, responsabilidad e inquietud por estar a la altura de su exigencia. Pero lo mejor, para mí en este caso, es que me ha enseñado a comprender e interpretar adecuadamente la documentación utilizada, a sintetizarla, a ser riguroso con la información, las fuentes, los datos y las opiniones ajenas, y, especialmente, a priorizar el interés del conjunto de la revista frente al mío, particular y vanidoso, cuando, por ejemplo, se trata de ese artículo que quedaba a mi gusto, redondo, pero que no se ajustaba a las fechas, la finalidad, los caracteres y el espacio encomendados, o, sencillamente, no estaba redactado con suficiente claridad. Una pedagógica cura de humildad. No me ha sido fácil, ni lo sigue siendo, lo reconozco. Como igualmente valoro que mi trabajo ha sido obra de equipo, principalmente de dos, entre Corzo, el director, y yo. A menudo, una minúscula versión de redacción colectiva. Él lo sabe bien, porque le toca sufrir la no sé si ingrata, pero sí paciente e incluso fastidiosa labor de asesorar, corregir, recortar y hasta recomponer, mejorando el original. Así que si hubiera algún mérito mío por ahí, a él le correspondería, al menos, la mitad.
Y nada, ¡adelante!, a por los 100, que ya queda poco; sin pausas pero sin prisas, eh, que a uno ya se les escapan demasiado rápido los años como para encima pisar el acelerador del tiempo. ¡Enhorabuena a todos!
Mayo, 2020
- blog de Alfonso Díez
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Comentarios
1 comment postedAlfonso Díez Prieto es la constancia personificada y ahí queda el cimiento sólido que ha puesto a cada número de Educar(NOS) desde el primer día. Algunas veces también ha escrito en otras secciones de la revista con mayor libertad. Pero Lo Oficial es suyo y se lo agradecemos todos: lectores y equipo de Grupo Milani. Cómo se nota que ha sido un sindicalista riguroso 6y atento a todo. ¡¡A por el nº 100!!
La incorporación a esta web de todos los números que faltaban nos va a permitir muy pronto ver todos los Índices de artículos, por título, autor y fecha y ¡ahí queda eso!