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Año: 2024 , Número: |
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(DES)informar(NOS) se mueve en la plaza pública entre la necesidad y la
perplejidad.
¿Cómo nos informamos?. La pregunta es importante, ya que al informarnos
nos abrimos al mundo y también nos formamos y conformamos.
¿Quién nos informa? Qué medios, quién los controla, qué visión de
la realidad nos muestran y cuál esconde, qué intereses los mueve, qué
grupos políticos apoyan, quién paga la información. Medios cada vez más
poderosos e influyentes en menos manos.
No es tema nuevo. Educar(NOS) 4 (1998) se dedicó a Enterarse – no
estar roto – con la actualidad; y varios años antes se editó Leer periódicos
en clase (1986), exitoso libro del primer director. En el Boletín del MEM
(1982-1997), varias veces [17 y 19 (1986), 28 y 31 (1989) y 48 (1994)].
En cambio, sobre “Educar-tele” (la tele educa) iba el Educar(NOS) 21
(2003) y Miquel Martí escribió: “En Barbiana no había televisión”. Y en
nota: “Éste es el artículo más breve que he escrito en toda mi vida. Pero
en Barbiana escuché algún comentario sobre la TV. En general se estaba
en contra, por presentar las cosas de una manera hecha y definida, e
impedir la reflexión (…) el bajo nivel de la programación y la alienación
provocada…”.
¿Por qué volver, entonces, a hablar de la información? Porque en estos
25 años las cosas han cambiado y mucho. Internet, que se pudo prometer
como la gran democratizadora de la información, ha derivado en un
territorio sin ley ni control, donde todo vale y nada es de fiar, y nuevos
mediadores, como pescadores a río revuelto, que la seleccionan y
manipulan a su interés.. El resultado es que todos, especialmente los más
jóvenes no tocan un periódico, malamente un informativo televisivo,
mucho Instagram y poco más. El dichoso algoritmo nos devuelve una
y otra vez lo que queremos ver y oír y cada vez estamos más cerca de
nuestro propio ombligo. Solo lo que emociona y me olvida de la realidad:
tiempo de posverdad. Todo breve, más breve, el titular grabado a fuego,
triunfan las noticias del día en un minuto y los memes que inundan nuestro
tiempo y pantallas.
Sin embargo, no hay que quedarse en el pesimismo. Al tiempo internet
ha permitido abrir otros medios, nuevas fuentes, otras opciones para
profundizar, periodismo alternativo, independiente, freelands… los
tenemos al alcance de nuestra mano y de nuestra voluntad. No todo es
negativo ni confuso. Hay interesantes alternativas. Es cuestión de buscar
y saber mirar. Y así podemos cerrar con la pregunta con la que abríamos:
¿cómo nos informamos? Una información que estimule a saber más, a
entendernos, a “leer el mundo” como se decía antes, para comprenderlo
y mejorarlo. Una información, en fin, que proporcione verdadero
conocimiento.
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