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Año: 2020 , Número: |
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Con la escuela hemos topado (aparte de con la iglesia, como dijo don Quijote a su escudero). Eso dice el director de Educar(NOS) en su libro con igual título que sintetiza casi una pedagogía completa basada en Paulo Freire y Lorenzo Milani. Por eso lo traemos aquí. El habla popular reforzó aquella sorpresa quijotesca, pues Cervantes solo escribió “con la iglesia hemos dado, Sancho”, pero muchos leyeron topetazo, ¡y mayúsculo, con la Iglesia! Sobre todo, al entrometerse en la escuela, que es laica por definición. Este libro dirigido a todos, bien pudo titularse “Con la escuela hemos topado, señor obispo” (p. 30).
Algunos lo comprarán pensando en los topetazos actuales: nueva Ley “educativa” gestada y parida sin pacto, por octava vez, y bajo pena de derogación. O enorme y persistente fracaso escolar (del sistema, no de la chavalería que lo abandona antes de tiempo). O una escuela pública – apoyada por todos, aun llevando sus hijos a la privada – incapaz de estabilizar sus plantillas y mantener durante varios cursos el mismo proyecto escolar. O el peor escarnio, que la propia Iglesia apoye más la libertad de elegir centro – solo posible a un 30 % aproximado, aun pagando bus escolar – que el derecho de los últimos a una escuela compensatoria. Así, hasta la pública elegible se ha roto en dos categorías: 1ª y 3ª, si se ve obligada a acoger los escolares de los barrios peores. ¡Ni siquiera se ha dotado a la 3ª del mejor profesorado, menor ratio y refuerzo de horario y calendario! Educar(NOS) lo lleva gritando 92 números.
Pero este libro no pisa tantos charcos, sino que algo gordo pasa en la sociedad española que no acabamos de verlo: como si se hubiese trabucado el fin genuino del sistema escolar obligatorio y diéramos palos de ciego. Aquí lo certifica el autor de Lo Oficial: no solo nos atribuimos la instrucción, sino ¡la educación de niños y jóvenes! Ya lo hizo el franquismo fascista y cambió instrucción pública por ministerio de educación nacional. Hoy se la disputan y nadie lo denuncia.
No hicimos ni caso a Freire: “nadie educa a nadie”; la enseñanza es escolar, pero la educación, existencial, y mejor tocarla lo menos posible. Se trata de instruir a todos para la igualdad social, no de armarlos desde pequeñitos para la lucha. Tal cambiazo es intolerable, señor obispo, aléjese de ahí cuanto antes, que son más los cristianos dedicados a la igualdad de los pobres y a su dignidad que a los papás más electores de ideología que de fe. El libro lo explica en dos capítulos de teología de la educación que siguen al papa Francisco. Y también narra el nacimiento de la Casa-escuela Santiago Uno, que completa nuestro nº 89 en vísperas del 50º aniversario.
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