Año: 2013 , Número: | |
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Clonar prosélitos es la tentación de las escuelas. No ir tras ellos (como hacen todos los propagandistas ideólogos, políticos, religiosos o mercaderes, habidos y por haber), sino moldeárselos poquito a poco desde chiquitines: formatearlos. Algunos padres y madres todavía lo intentan, pero el amor a sus hijos suele espabilarlos y renuncian pronto.
Pero que maestras y maestros “contagien” sus ideas, creencias y valores al mayor número posible de alumnos parece lo más natural del mundo. Y quieren que los colegios declaren abiertamente su ideario para que los padres lo acepten y el centro se trabaje a sus hijos a fondo. Otros, en cambio, dicen que el proselitismo y todos sus parientes (el lavado mental, la propaganda doctrinal…) son un tabú inmoral infranqueable. Y hasta dicen – algunos pocos – que la escuela tendría que ser neutra, aconfesional, o ideológicamente indiferente. Se pasan ¿no? Una escuela laica no era eso.
Así que Educar(NOS) os plantea uno de los asuntos más peliagudos de la teoría de la educación y de la práctica escolar de todos los tiempos. ¿No acusaban a Sócrates de corromper a los jóvenes? Y eso que el suyo era un tercer camino sobre los dos dichos: ni seducir ni neutralizar a la juventud, sino provocar la crítica frente a todo y a todos, hasta frente a uno mismo.
Si algo define hoy nuestro sistema educativo, es el mercado: se oferta y se demanda un equipamiento escolar que garantice el éxito social posterior (lo llaman competencias básicas). A primera vista, eso nada tiene que ver con la ideología ni con las creencias religiosas o políticas. Pero, si se mira bien, con sólo proponer el éxito social como fin último, ya hay bastante ideología: “una cloaca de propaganda empresarial”, decía Milani que era la escuela italiana (pública y privada) en 1961: “sólo propone a los chicos el dios dinero” (Carta a una maestra).
Todas las decadencias – como ésta – recurren a la educación y esperan que nos salve. Si los androides sueñan con ovejas eléctricas, era previsible que intentáramos hacernos los niños a medida. ¿No es eso “dar una buena educación”? Desde prevenir el maltrato doméstico o el exceso de velocidad viaria o de consumo de drogas y alcohol, todo se espera de la escuela, pasando – claro está – por inculcar la fe religiosa. Y ¿cómo no? ¿Vamos a dejar que los chicos nos salgan apolíticos o peperos, o izquierdosos de boquilla o comecuras, beatorros o sectarios?
Esta revista hace ya mucho tiempo que diferencia dos procesos humanos: aprender y educar. Deberíamos aceptar de una vez que “nadie educa a nadie, sino juntos”, es decir, en un proceso humano diferente. Tal vez así logremos desenredar un poco la maraña de buenas intenciones absurdas y el vocabulario tan confuso con que hacemos las leyes o las tumbamos.
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Comentarios
3 comments postedLa revista Vida Nueva del 21 de septiembre de 2013 reproducirá una parte de Educar(NOS) 62, con motivo del inicio escolar... Es una publicación muy presente en la Iglesia española y desde aquí agradecemos su iniciativa.
http://www.amigosmilani.es/sites/default/data/20130921%20PLIEGO%20clonar.pdf
He leído el último número de Educar(NOS) de pé a pá (62). ¡Qué maravilla! Me ha encantado. Está en puro estilo Milaniano, Zarandeándo las creencias, la conciencia, ... Es poco frecuente este estilo y se agradece. Encontrarlo es como cuando descubres algo por tu cuenta: una alegría profunda. Tus artículos son aire fresco. Gracias por abrir ventanas y agitar los árboles a punto de fosilizarse.
Los otros artículos también son estupendos , especialmente el de Miquel Marti. (Por cierto, hace unos días me encontré en una librería "El maestro de Barbiana". Una exposición sencilla, clara y amena de la figura de Milani). Gracias por encender luces y abrir ventanas. Un abrazo Angel
Amigos de la línea de Milani (o de la cultura valenciana),
Acabo de consultar, desde tres visiones distintas (la catalana, la aragonesa y la castellana) "la misma historia", y aún más, movido por el título de la revista "Educar(NOS)", sobre si hay escuela y profesores neutrales.
La neutralidad no existe, como los fantasmas, pero sí el intento de reducir, por ejemplo, la visión de España a partir de la versión castellana.
Escribo este correo pensando que la encuesta espontánea que realicé hace un mes, en la calle, a personas residentes en el País Valenciano procedentes de culturas distintas (la aragonesa, la catalana, la castellana, la leonesa y la vasca) se corresponde mucho a la exposición que podemos encontrar en Wikipedia, si consultamos los términos Reino de Castilla, Corona de Aragón, Reino de León). El Reino de Navarra, tiene una historia distinta y, efectivamente, se corresponde a lo que me contaron unos navarros naturales de Orkoyen / Orkoien (población muy cercana a Pamplona), unos doce años atrás, durante una visita del orfeón de Aldaia (población donde vivía) a ésta.
Pues bien, esto es lo que he deducido:
a) Cultura de la unión, en el reino de Castilla, y de centralización.
b) Cultura de federalismo en la Corona de Aragón, incluso de escritura diplomática en catalán o en otras lenguas distintas del latín hacia el extranjero o en aragonés en las relaciones con Castilla. Y más detalles que, como historiador, me han sorprendido.
c) Intento moderno (desde las Cortes de Cádiz, 1812) y, a lo largo del siglo XIX y XX, de demanda política desde los históricos territorios de la Corona de Aragón, en favor de una organización federal en el estado contemporàneo de España (segundo tercio del siglo XIX) y de relaciones institucionales y comerciales que chocan con la política españolista de muchos gobiernos.
Esto es, vale la pena entrar en la versión en lengua catalana (en el País Valenciano, popularmente, valenciano) y que los alumnos castellanos, de la escuela milaniana de Salamanca (y también los colaboradores de la revista), conozcan nuestra forma de ver el mundo.
Así les resultará más fácil comprender por qué cuando un castellanohablante (muchos, en los alrededores de la ciudad de Valencia), oyen la frase ¿Dónde me pongo? (en un restaurante con espacio libre) expresan la idea cultural de ¿Dónde quiere que me ponga?".En cambio, una persona residente en la misma comarca, pero de cultura leonesa (uno, entre casi veinte), vasca (uno), aragonesa (de una comarca lindante y también de mi familia, con una rama de una población que limita con la ciudad de Valencia, Mislata), interpretamos como "¿Dónde hay espacio libre donde pueda ponerme?" y, además, tenemos más presente en nuestra educación (de padres a hijos), la idea de libertad, el federalismo y el espíritu de cooperación.
Y que no duela, señores, pues donde hay mayor espíritu solidario es donde hay mayor tendencia a la creatividad y a la libertad. Que nadie se extrañe, por ejemplo, que muchas de las propuestas sociales que se han gestionado en las Cortes españolas, o de respeto a la pluralidad... hayan surgido de representantes políticos de cultura vasconavarra, aragonesa (Cha, Chunta Aragonesista), o catalana (CiU, ERC, o el grupo ecosocial de la izquierda catalana), o desde la valenciana (algunos representantes) o la gallega.
Con respeto hacia la diversidad y con la esperanza de una educación de la historia para la libertad y la solidaridad, os envío un fuerte abrazo.
Lluís Barberà i Guillem, Maestro e historiador