Año: 2022 , Número: | |
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La profesión docente, en Primaria como en Secundaria y Bachillerato, la ejercen unos 800.000 españoles y refleja (mejor que profesión educadora) el oficio de enseñar, cosa muy decente. ¡Que bastante caro nos salió el cambiazo franquista de instrucción pública por educación nacional!
Tratamos hoy del oficio de instruir o enseñar y que los alumnos aprendan, para que todos – todos – los españolitos logren iguales conocimientos básicos y sean iguales ciudadanos. Es la razón de ser de una escuela obligatoria igual hasta los 16 años. Que la pretensión de educar a los demás es una injerencia y, además, no funciona se dice fácil. Pero sucede que aprender también nos educa y, si los docentes enseñan tonterías, tapan los verdaderos desafíos y maleducan, porque: “nos educamos juntos interpelados por el mundo” a lo largo de toda la vida. Crecemos al conocer y afrontar los desafíos comunes de lo otro, los otros y el Otro (Freire).
Y más: durante la Infantil y Primaria los niños son tan novatos que lo aprenden todo y sus educadores los modelan fácilmente. Y muchos adolescentes reclaman más ayuda personal que conocimientos, aunque no todos los docentes se ven preparados para educar, ni hay que pedirles mucho más que enseñar bien sus ciencias o sus letras. Entonces ¿docentes o educadores?
Los del MEM optamos por educar(NOS), tras de un genio que de la pura escuela hizo un ámbito extraordinario de educación (propia con sus alumnos). Pero reconozcamos lo peligroso de este terreno. Casi se nos pasa el extraño viaje del papa Francisco (24 a 30 de julio de 2022) a pedir perdón a los indígenas canadienses: entre 1863 y 1998 – y para educarlos bien – hasta 150.000 niños suyos fueron llevados a internados occidentales, separados de sus familias; sufrieron abusos de todo tipo y hasta el cambio de nombre. En 2021 se hallaron 4.100 cuerpos anónimos en fosas comunes. El Papa les dijo:
“Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación […] Me vuelve a la mente lo que ustedes me contaron, de cómo las políticas de asimilación terminaron por marginar sistemáticamente a los pueblos indígenas; de cómo, también por medio del sistema de escuelas residenciales, sus lenguas, sus culturas fueron denigradas y suprimidas; y de cómo los niños sufrieron abusos físicos y verbales, psicológicos y espirituales; de cómo se los llevaron de sus casas cuando eran chiquitos y de cómo esto marcó de manera indeleble la relación entre padres e hijos, entre abuelos y nietos”.
La "educación" no había salido bien. Esto avisa de cuánto hay que dudar y aquilatar esta profesión docente con ribetes educativos.
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