Año: 2020 , Número: | |
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La Casa-escuela de hoy, ella sola es uno de esos tochos de educación que se estudiaban en la carrera. Bueno, “ella sola” es un decir-que-se-dice… ¡para abreviar! Porque ya van siete más y han generado en su interior escuelas menores de todo tipo: itinerantes, viajeras, de circo, de cine, de pájaros… y (la última) de pastores, aparte del vetusto Centro de Formación Profesional Lorenzo Milani.
Este Educar(NOS) contiene en 24 páginas – de las más densas, concretas y amenas que hemos editado en 22 años – el tomo entero de la educación en la Barbiana española de 1971, la Casa-escuela Santiago Uno de Salamanca, a punto de cumplir sus primeros 50 años, e incluye la educación en la Lorenzo Milani, la Granja-escuela que cumple este verano sus primeros 40. Cuando nació en 1980 buscaba “demostrar que ser agricultor es una profesión, no una condena”.
Alguno dirá: “Esta Casa ya no es aquella, ¡ha cambiado todo!” – “Justo por eso sigue siendo la misma. Renovarse o morir: la educación no sigue un ideario (la domesticación sí) y tampoco a un autor. Sigue a la vida”. – “Pero cómo, ¿no es esta la pedagogía de Milani?” – “No, es la de los chicos. El propio don Milani lo escribió”:
“Debo todo lo que sé a los jóvenes obreros y labradores a quienes he dado escuela. Lo que ellos pensaban que estaban aprendiendo de mí, he sido yo quien lo ha aprendido de ellos. Les he enseñado sólo a expresarse, mientras que ellos me han enseñado a vivir” (EP, 168).
Si la educación es auténtica se confunde con la vida y circunstancias de cada chica y chico, según grandes pedagogos como la Montessori: el centro de la escuela es el niño. Se nos olvida. No hay más que ofrecerles herramientas y provocar; luego, dejarlos solos. Si eran carne de yugo por la miseria rural, su educación saldrá liberadora. Si tenían traumas, terapéutica y sanadora. Si pijos de familia bien, capitalista. En las escuelas sobra el rótulo “milaniana, católica, freiriana, escolapia…”. Dependen de sus alumnos, que acaban engullendo a sus maestros como avisó Milani:
“Consideraría pervertido a un sacerdote que hubiese hecho escuela 20 años a los hijos de los ricos y no se hubiese convertido todavía en un reaccionario [conservador]. Así como consideraría pervertido a un sacerdote que hubiese vivido 20 años entre los hijos de los pobres y no se hubiese alistado todavía con ellos hasta el extremo límite consentido por el 5º mandamiento” (al escolapio Scarsella 18.11.1965).
Una querencia propietaria quiso cambiar el crotal de su ganado y llamarla Casa-Escuelas Pías (sin leer una línea de Milani). Es igual, la gracia está en que los educadores elijan con quién vivir y a quién amar: no tenemos un corazón universal.
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3 comments postedExtraordinario número 89 de Educar(NOS) e imprescindible para conocer la Casa-Escuela Santiago Uno de Salamanca, y su magnífica labor educativa. Una casa-escuela ejemplar, que acoge y salva. Gratificantes testimonios; sinceros, entusiastas y emocionantes que cuentan cómo es y cómo funciona esta gran institución educativa salmantina, que el próximo año cumplirá 50 años -¡nada menos!- al servicio de los "últimos". Adelante y larga vida. ¡Muy bueno! Alfonso Díez
ANTONIO ROMO
Educar trabajando y trabajar educando.
Jesús Mª Razquin, (colabora con él)
Pequeño, delgado, moreno de piel, manos de labrador. Soñador, utópico, humilde y sencillo. Serio y firme. Comparte desde la solidaridad. Austero, en el límite. Se le reconoce por su risa. Feliz alrededor de una mesa camilla, con el brasero encendido y la cafetera echando humo. Su empeño personal ha sido ayudar y acompañar a los más pobres, a los últimos, a los desfavorecidos, y cómo dice “su” Evangelio: a los que pasan hambre, a los que estaban desnudos, a los que estaban en la cárcel o enfermos…
Acogió en su casa, a finales de los 80, a chavales de Puente Ladrillo que tenían problemas con las drogas, el alcohol y la justicia. Se abrió una guardería para los niños del barrio, especialmente gitanos, ayudando en su formación inicial, en hábitos saludables y en su alimentación. Como consecuencia del paro en el barrio, creó una empresa de limpieza en la trabajaban más de treinta mujeres. Al Ayuntamiento le pidió que le contrataran para la limpieza de instalaciones municipales. Las trabajadoras participaron en un proyecto de formación para obtener el título de graduado escolar.
Con la llegada de inmigrantes, en los locales de la parroquia, constituyó una asociación de inmigrantes hispanoamericanos, buscando soluciones a sus problemas de recién llegados. Así nació el Ropero de Puente Ladrillo, como lugar donde poder adquirir ropa, mantas, abrigos y utensilios de cocina. Enviamos ropa a Perú, tras su terremoto. Colaboramos enviando ropa a Ecuador y Zambia. Y cada emigrante que volvía a su país llevaba todo lo que le permitía su maleta.
Más tarde, se comenzó un proyecto de colaboración con Capiatá, Paraguay. Envíos continuos de material de costura, máquinas de coser… Nació un costurero que ha posibilitado formar a decenas de personas en corte y confección. Y envío de libros con los que se creó una gran biblioteca.
En la actualidad, la Asociación Puente Vida sigue apostando por una educación inclusiva, que incluye básicamente tres aspectos: una casa abierta principalmente para inmigrantes, mayores de edad y sin papeles, que vienen de la calle o que salen de otras instituciones en las que ya no caben. Actualmente, viven 16 chicos. Por la mañana, algunos acuden a centros de formación profesional y otros tienen clases de alfabetización. Por la tarde, todos tienen estudio y alguna actividad de tiempo libre y deporte. Y siempre se combina el estudio con el trabajo: huerta y quesería. Acompañados, están en un proceso de organización en la que los más responsables lideran el aprendizaje y adaptación del resto, exigen sus responsabilidades y coordinan las actividades.
Una escuela de pastores y queseros. Antonio compró un rebaño de ovejas y montó una quesería. Una instalación de placas solares, una gran nave y más de 500 ovejas convierten el proyecto en sostenible. Se fabrica el queso Mil Caminos, 100% puro de oveja totalmente artesanal. En la quesería, junto al rebaño, viven cada semana dos chicos y que con la ayuda de dos pastores, gestionan la ganadería. Es una oportunidad para vincularse a un oficio, cada vez más solicitado.
En la fábrica trabajan tres queseros, que participan en la comercialización y en las ferias, lo que les obliga a manejar el idioma y la moneda, a ser amables y respetuosos. Es un modelo de inclusión social.
Una huerta. Contamos con unos cuantos terrenos donde se siembran, cultivan y cosechan las hortalizas típicas de la zona. El trabajo, al estilo tradicional, da la oportunidad de aprender el oficio. El esfuerzo y la constancia son buenas terapias para la superación personal.
Antonio Romo ha hecho posible un proyecto sostenible, centrado en la educación y en el trabajo. En la actualidad, están confluyendo en una nueva estructura, la Asociación Puente Vida y la Casa Escuela Santiago Uno. Se está amplificando el matiz educativo de la quesería con la presencia de jóvenes que, semanalmente, participan en los trabajos de las ovejas y comenzarán en primavera con la huerta. Un escenario educativo que enseña en medio abierto, cuando ya no se cabe en las aulas regladas.
Más de 30 años de empeño educativo, clases de alfabetización, grupos de tiempo libre, terapias individuales, deporte, estudio, trabajo. Vivir en una “familia”, comenzar cada día con techo y alimento, un trabajo y un quehacer real y responsabilizante, tener con quien hablar, ha sido el punto de partida. Aprender a conocer (un idioma, unas costumbres, un oficio…). Aprender a hacer (mediante un trabajo: agricultura, ganadería, empresa de limpieza, jardinería... trabajo exigente y educativo). Aprender a vivir juntos (convivencia, intercambio cultura y compromiso con los otros). Y finalmente, aprender a ser (…Persona, con mayúsculas, con dignidad y con valores).
Una buena opción